Quince días en Marruecos
En Marruecos hemos dormido en riads, en algunos sencillos, en varios tradicionales, en otros más modernos, y en uno simplemente precioso; en habitaciones, en suites, y en tejados bajo las estrellas; en hoteles, en pensiones, en albergues, en casas de marroquíes que generosamente nos abrían sus puertas, y en el duro asiento y reducido espacio de los autobuses; en lugares limpísimos, en otros aparentemente limpios, en varios sucios, y en alguno con abundantes cucarachas; en colchones durísimos, en otros normales, en blandos, en uno relleno de pedazos de espuma, sobre una alfombra, en un sillón, y en sofás; entre las callejuelas del zoco, en medio de la medina, en la zona nueva de la ciudad, junto al desierto, y en la parte vieja de una pobre ciudad medio en ruinas.
En Marruecos hemos comido tajines vegetarianos, de pollo al limón, de kefta (ternera); diversos cuscús, brochetas, ensaladas marroquíes y mixtas; carnes de dudosa procedencia, crepes dulces y saladas, tortillas variadas, salchichas, pastelería y bollería variada; helados, dátiles, cactus, espagueti berber, pan, pan y más pan; y algunos platos más europeos cuando el estómago lo exigió.


En Marruecos hemos bebido gran cantidad de zumo de naranja recién exprimido, zumo de melocotón y de frutas variadas; whiskey berber (té), cafés aguados y con algo más de sustancia, agua del grifo y embotellada, soda marroquí con fruta de la pasión (llamada Hawaii), e incluso nos hicimos con una botella de vino marroquí.


En Marruecos hemos viajado en petit taxi, grand taxi compartido entre 6 personas (conductor, dos personas en el asiento del copiloto y 4 en la parte trasera), en buses urbanos, en autobuses locales que paran cuando alguien saluda desde una montaña cercana, en buses de compañías más tradicionales, en trenes de corta y de larga distancia.

En Marruecos hemos charlado con amables vendedores que nos invitaban a varios vasos de whiskey berber; vivido el día a día de jóvenes marroquíes, envueltos en la venta de hachís, mientras fuman y toman un café tras otro para así derogar el apetito hasta última hora de la noche; hemos rechazado los interesados ofrecimientos de todo marroquí que se nos acercaba a cada paso, al principio con amables “no gracias”, posteriormente con rotundos noes, y finalmente con diversas retahílas de improperios; hemos agradecido desinteresadas ayudas de otros tantos; hemos compartido sueños y proyectos con ricos marroquíes propietarios de varias casas, tiendas y hostels; así como la resignación de vendedores a comisión sin mayor esperanza que el levantarse cada día de la semana para cumplir con sus doce o trece horas de jornada laboral.

En Marruecos hemos caminado por las callejuelas de la Medina, entrado en los curtidores, regateado en los zocos (y en los taxis, y en los riads, y en los hoteles, y al comprar un par de piezas de fruta, y en los restaurantes…), recorrido un Kasvah, adentrado a solas en el desierto y escalado la duna más alta en kilómetros a la redonda desde donde vimos el atardecer, vagado por tierra de nadie entre aldeas para ahorrarnos algún taxi, y pisado algún oasis.


En Marruecos hemos experimentado quince días en un país musulmán, donde la ley y la religión van de la mano; un país árabe bastante europeizado, donde se respetan la forma de vida de los turistas occidentales, donde la mentalidad empieza a ser un poco más abierta, pero donde las libertades son limitadas; un país donde por el hecho de ser una pareja no casada te pueden echar de una casa cuando el padre lo descubre; un país con una alta tasa de desempleo, donde una persona puede esperar pacientemente años para encontrar un trabajo mientras vive con la familia; un país donde los objetivos vitales son el tener un trabajo y el casarse, donde un noviazgo puede convertirse en una vergüenza, donde una comida diaria puede ser suficiente.
Allí hemos vivido, así os lo hemos contado.
30/09/2011 @ 12:23
Bufff Marruecos… increible!!!
06/10/2011 @ 17:38
Muy buena la forma de comentarlo jaja
Suerte
13/12/2011 @ 00:58
Desde el punto de vista de una novata… como te las apañas para saber donde dormir o que hacer si surge un problema? que lugares recomendais, que rutas seguisteis? perdon por tanta pregunta, pero estoy bastante interesada :) Un saludo
13/12/2011 @ 05:46
A la hora de buscar donde dormir suelo echar un vistazo a hostels por internet para tener una idea de los precios y, a partir de ahí, dar una vuelta por la zona donde parezca que hay alojamiento barato y regatear para tratar de sacarlo lo más barato posible. En algunas ocasiones acabar durmiendo en una tienda de campaña o directamente sobre unos colchones de camping con una mosquitera.
Respecto a los posibles problemas que puedan surgir, no me como la cabeza al respecto, si sucede algo ya se solucionará en el momento. No me paro a pensar al respecto.
Aterrizamos en Marrakech y de allí fuimos a Ouarzazate, de allí a Merzouga (concretamente a Hassi Labied). Fuimos subiendo hacia el norte a Meknes y Fez y de allí a Tangier. El ksar de Aït Benhaddou merece mucho la pena, así como una visita al desierto. Por lo demás depende de los gustos de cada uno.
Un abrazo,
Pablo
29/12/2011 @ 18:15
Esta entrada me sirve para quitarles el miedo de viajar a unos amigos con los que pretendo ir a marrakech en unas semanas.
Pero como siempre según se va acercando la fecha algunos empiezan a rajarse. Ahora somos 4 pero me veo cogiendo la mochila y viajando yo solo,lo cual me da cierto miedo por que sería la primera vez que me voy del país yo solo. Algun consejo?
30/12/2011 @ 06:03
Mi consejo es que vayas solo si tienes la oportunidad. Tal vez Marruecos no sea el mejor país para viajar por primera vez solo, ya que hay mucho estafador y acabarás un poco mosca al no poder fiarte de lo que te dicen u ofrecen, pero sin lugar a dudas vivirás experiencias mucho más interesantes que si viajas con un grupo de amigos y estarás más abierto a conocer gente, tanto viajeros como locales.
02/09/2013 @ 17:23
no jodas pablo, la primera foto es del funky fes hostel o no?
la semana pasada estuve en ese hostel ;)
03/09/2013 @ 03:51
No me suena para nada ese nombre, aunque lo mismo se lo han cambiado. ¿Qué tal por Marruecos?