¿Dónde dormiré hoy?
Cuatro años sin un hogar, cuatro años despertando en un lugar nuevo y desconocido cada mañana. He abierto los ojos en playas tailandesas, con el romper de las olas y los primeros rayos de sol en mi cara; en los valles de Escocia rodeado de lagos y montañas, o en los Alpes sobre un manto verde y bajo un cielo azul vibrante.
Una vida nómada, viviendo sin un techo fijo, sin un lugar preestablecido al que llamar hogar; despertándome sin saber dónde dormiré al final del día. Lo que para muchos sería una pesadilla y una fuente de estrés, para mi es libertad en estado puro.
A estas alturas la crisis ha abierto los ojos a muchos. Ya no me tratan de loco cuando reniego la necesidad de tener un hogar propio, una casa a mi nombre, una hipoteca que pagar cada mes durante buena parte de mi vida.
De hecho, aprovecho la oportunidad para llamar locos a aquellos que, sin tener claro dónde quieren vivir o lo que quieren hacer con el resto de su vida, deciden atarse a un montón de ladrillos y firmar papeles con un banco. ¡Nada en contra de comprar una casa! Pero no es lo mismo comprar una casa que meterse en una hipoteca.
La palabra nómada es atractiva, pero si utilizo el término vagabundo o “sin techo” ya no parece ser tan cool. No me gustan las etiquetas y, definitivamente, una palabra no me define; pero por descripción cualquiera de ellas aciertan de lleno. Vivo de una manera errante, sin domicilio fijo.
No tengo casa, hogar, ni ladrillos; pero no me falta donde dormir. Soy feliz, me siento libre sin saber dónde pasaré la próxima noche y estando abierto a lo que sea que surja en mi camino, en mi aventura, en mi vida. Porque mi vida es un viaje, y mi viaje requiere libertad.
Empecé a viajar tras dejar el trabajo y la novia, tras dejar el que era mi hogar de alquiler. Por primer vez, no tenía compromisos de ningún tipo, y eso me permitió convertir un viaje de una semana en una vida viajando. Hace casi cuatro años de aquello, y esta ausencia de ataduras fue lo que me permitió abrir los ojos, despertar, descubrir que hay un mundo ahí fuera y que soy libre para vivir como me haga feliz.
Abro los ojos esta mañana, y me paro a pensar unos segundos: ¿dónde me estoy despertando hoy? El último mes pasa volando por mi mente, intentando localizar mi ubicación actual como si de un GPS se tratase: Francia, los Alpes, Italia, más Alpes, Eslovenia… Ljubljana, el río Soca, el bosque que encontré siguiendo su curso… ¡Ah! ¡Sí! Ahí puse la tienda de campaña anoche.
Hoy acabo de abrir los ojos en Eslovenia. Pero, ¿dónde los cerraré?
18/09/2014 @ 10:52
Sigue abriendo tus ojos viajero y con tus palabras los nuestros. Pura vida y salud.
18/09/2014 @ 17:57
me gusta
18/09/2014 @ 16:46
bellas palabras repletas de esencia a cada pedaleada. Gracias por compartir vuestras vivencias diarias…..feliz viaje amigos, seguid transmitiendo al mundo vuestra filosofía de vida..!
19/09/2014 @ 15:36
Esa pregunta nos la hacemos cada día en el camino, y es maravillosa.
21/09/2014 @ 14:40
Genial, la verdad que da un poco de envidia vuestra forma de vivir aunque también echaria muchas cosas de menos de tener una vida establecida en un sitio fijo. Seguir disfrutando de lo que haceis :D
29/09/2014 @ 14:49
Pues sí, libertad en estado puro. La verdad es que hace falta echarle valor para liberarse de esa manera, tu caso es toda una inspiración. Ojalá dentro de poco yo también me pregunte dónde me estoy despertando hoy.
26/06/2016 @ 15:40
Tienes una web buenísima . Yo hago algo de dev web y me encanta
Viendo tu web es como si pudiera ver tu mente . Clara , limpia
sin estrés ni ataduras . Otras web es caminar por zarzas y la tuya es
como caminar en nubes con velos blancos.
Y encima también en móvil : D
27/06/2016 @ 09:20
Muchas gracias Gabriel, ¡me alegra de que te guste y espero que te sea útil!