Dalat: en los Alpes vietnamitas
Dalat, o Da Lat, es una ciudad situada en los Alpes vietnamitas, en la cordillera del Centro-Sur de Vietnam. Debido a las villas francesas que se construyeron en la zona, la altitud y las montañas; es habitual realizar la analogía con los Alpes franceses.
Se trata de un lugar ideal si te ves en la necesidad de respirar un aire más puro, tranquilo y frío; ya que debido a la altitud la temperatura baja drásticamente, especialmente por la noche. Algo que se agradece después de varias semanas de playa en playa.
Dalat ha atraído durante muchos años a parejas vietnamitas en luna de miel y a tortolitos de escapada de fin de semana; pero también a mochileros con ganas de montaña.
Los principales atractivos de Dalat se encuentran en sus alrededores. La mayor parte de montañas, lagos y cataratas están bastante alejadas; por lo que a no ser que te guste pasar el día en un autobús o motocicleta entre ida y vuelta, es mucho más aconsejable parar en Dalat solamente como lugar de paso.
Afortunadamente, la subida al pico más alto de esta cordillera se encuentra a poco más de 10 kilómetros del centro de Dalat; por lo que podemos encontrar autobuses públicos que nos lleven allí por unos pocos dongs o, incluso, hacer el recorrido a pata como en nuestro caso.
El monte Lang Biang es considerado parque natural, por lo que nos obligan a pasar por taquilla antes de completar la ascensión; pero el coste de la entrada es de sólo 10.000 dongs vietnamitas.
Aprovecho para recordar que 1 euro equivale a 27000 dongs, por lo que 10.000 dongs apenas suponen 36 céntimos de euro.
En la misma entrada podemos hacernos con un Jeep, y arruinar así la experiencia de la ascensión; o continuar subiendo a nuestro ritmo. Es curioso como todos los Jeeps que pasaron estaban llenos de vietnamitas y orientales, y las pocas personas con las que nos cruzamos andando eran occidentales.
Tras aburrirnos de subir por la carretera decidimos atajar y animar el recorrido, comenzamos caminando por un paso para el ganado, pero acabamos ascendiendo monte a través.
Las vistas desde el pico de la montaña son preciosas, abarcando todos los alrededores, aunque el ambiente demasiado turístico; con multitud de vendedores, un restaurante con ventanales, columpios, bancos y estatuas por las que debes pagar si deseas fotografiarlas.
La bajada la realizamos por una ruta alternativa, supuestamente enfocada a observar las aves; si bien no nos topamos con ninguna. Aún así se trató de una caminata bastante entretenida.
Cuando llegamos a la salida nos dimos cuenta de que habíamos perdido el último autobús de vuelta a Dalat, que salía a las 5:30.
Ilze estaba bastante agotada, y no le hacía mucha gracia realizar la vuelta también a pata; por lo que tras charlar con varios vietnamitas encontré a Lê Trình, un vietnamita que se ofreció a llevarnos en moto. Tres en la moto y sin cascos; pero afortunadamente, y para variar, no se trataba de un conductor demasiado kamikaze.
Una vez en Dalat nos pasamos por una pastelería, ya que celebrábamos el cumpleaños de Ilze; y a la vuelta nos hicimos con una botella del vino local de Dalat; nada recomendable, por cierto, no tiene nada de cuerpo y es bastante aburrido en el paladar.
El resto de días en Dalat los dedicamos a recorrer la ciudad y los alrededores, a comer típicas frutas secas y a beber zumos concentrados de pulpa, a visitar los puestos del mercado y a quedar con una chica americana que trabaja como voluntaria en una clínica vietnamita.
Sin lugar a dudas un lugar que merece la pena visitar si recorremos Vietnam.