Bienvenida a Ucrania pasada por agua

Lluvia al cruzar la frontera ucraniana

Tras llegar a la cola para cruzar la frontera entre Polonia y Ucrania nos encontramos con nuestro primer problema: íbamos a pie y los guardas no nos permitían pasar sin un vehículo. Motivo por el cual tuvimos que preguntar a los conductores que estaban esperando hasta encontrar alguno que se ofreciera a acogernos.

Después de cruzar el control polaco bajamos de este coche para conseguir otro al comienzo de la segunda fila (para pasar la frontera ucraniana) y así no perder tanto tiempo. Aún así entre unas esperas y otras tardamos más de dos horas y media en entrar en Ucrania.

Cuando finalmente bajamos del segundo coche que nos había permitido cruzar el último control se había hecho completamente de noche, eran casi las 10, y estaba lloviendo a cántaros.

En cualquier otro lugar y país en los que había estado anteriormente esto no sería un problema, pero justo tras cruzar una frontera y concretamente en Ucrania, hacer autostop por la noche estando completamente empapados no parecía precisamente fácil.

La carretera se veía desierta, si es que se veía algo, ya que no había alumbrado público; y la mayoría de los pocos coches que circulaban lo hacían a tientas, sin luces. Comenzamos a caminar buscando algún lugar donde cobijarnos mientras yo continuaba intentando conseguir un coche a la desesperada caminando por mitad de la carretera, sin apenas ver nada y estando atento al oído, ya que era la única manera de averiguar cuando algún vehículo se aproximaba.

Tras 5 minutos un ucraniano en un Lada viejísimo, sin parabrisas ni luces, paró a rescatarnos; debió pensar que íbamos a morir ahí y se ofreció a llevarnos a algún motel. Evidentemente no hablaba inglés, ni siquiera ruso. A duras penas pudimos entendernos con él, pero parecía buen tipo.

El trayecto hasta nuestro refugio fue antológico, nuestro conductor, de metro cincuenta por metro cincuenta y cabeza como un balón de fútbol, acercaba la cara a menos de un palmo de la luna delantera. Y mientras con la mano derecha sujetaba el volante con la izquierda intentaba limpiar el vaho del cristal, en un desesperado intento de ver la carretera por la que se dirigía.

Finalmente y tras quince tensos minutos llegamos a nuestro romántico motel ucraniano de carretera, televisión de última tecnología con señal por satélite, duchas con jacuzzi y en perfecto estado…

IMGP1227 IMGP1223

Qué más dará, el caso es que encontramos donde dormir y que nos costó menos de 5€ al cambio.

Y así pasamos nuestra primera noche en Ucrania, bebiendo un par de botellas de vino en nuestra habitación del susodicho motel, comprado en la primera tienda abierta que encontré en las proximidades.

A la mañana siguiente nos despedimos de un simpático chucho y nos fuimos dirección a Lviv.

IMGP1221 IMGP1229

¿Alguna situación complicada tras cruzar una frontera?