Una mirada al pasado 2012

En estas fechas es habitual escribir posts recopilatorios sobre lo acontecido en este año 2012, que está a punto de acabar. Este vistazo al pasado suele convertirse en superficial, en meras cronologías con los artículos y fotografías más destacados de dicho año.

El caso es, que en esta ocasión, el mero hecho de echar un vistazo al año 2012 me hizo reflexionar, me hizo darme cuenta que más que nunca tengo algo claro: quiero vivir viajando.

Primera mitad del 2012

El año 2012 comenzó para nosotros en Don Det, en una isla del río Mekong, al Sur de Laos. Durante los primeros meses del año nuestras peripecias por el Sudeste Asiático continuaron a lo largo y ancho de Laos, Vietnam, Camboya y Tailandia.

A mediados de 2012 regresamos a Europa, donde visitamos Bélgica, Letonia y Estonia antes de dirigirnos a Inglaterra con la ardua tarea de trabajar y ahorrar para preparar y financiar nuestra vuelta al Mundo en bicicleta.

Segunda mitad del 2012

El segundo semestre del año 2012 lo hemos pasado trabajando y viviendo en Inglaterra, ahorrando e investigando lo necesario para viajar en bicicleta; así como comprando la equipación y las bicicletas necesarias -o, mejor dicho, deseadas-.

Los primeros dos meses de trabajo fueron como unas vacaciones. ¿Vacaciones? ¿Trabajando? ¿Estás de coña? Después de año y medio viajando, descubriendo, buscándome la vida día a día; la seguridad y monotonía de la vida en Inglaterra fue un descanso.

Pero tras un breve periodo de calma, viene la tempestad. O eso es lo que yo necesito, no me siento capaz de quedarme parado en un lugar por tanto tiempo; ni los planes de viajar en bicicleta por una larga temporada consiguen relajarme. ¡Necesito viajar! ¡Necesito sentir la adrenalina de lo desconocido! ¡Necesito libertad! Me queda claro que soy un espíritu nómada y que, hoy por hoy, no veo ni el momento ni el lugar ni la necesidad de asentarme.

Escapada por el Parque Natural de Peak District
Visita al Peak District. Aunque nos escapamos algunas veces, no es suficiente.

El tiempo pasa volando, o no

Un vistazo global a este último año me hizo darme cuenta de algo más, el tiempo ha vuelto a pasar volando. Estos últimos 6 meses trabajando en Inglaterra me han devuelto a un tiempo anterior, a una vida en España donde los meses pasaban en un suspiro, los años en una cabezada.

Y, si bien esto puede ser “lo normal”, no lo fue para mi durante el año y medio anterior de viaje. Durante mis viajes en autostop por Europa, por Marruecos o por el Sudeste Asiático, mi ritmo de vida fue diferente. Tuve la sensación de vivir cada semana como si de varios meses se tratara. El tiempo no se congeló, pero tuve la oportunidad de saborear la vida.

Ahora no tengo ninguna duda: no quiero que los años pasen volando, quiero capturar cada día de mi vida y descubrir algo nuevo constantemente; no sólo cuando enchufe la tele y ponga un documental, o cuando consiga escaparme un par de semanas durante mi quincena de vacaciones. Eso a lo que llamamos “lo normal” es algo inventado, y por muy arraigado que esté en nuestra mentalidad y en nuestra sociedad, no es algo sano ni ideal.

La sociedad moderna, la sociedad del trabajo, la esclavitud laboral

¿Trabajar 8/10 horas diarias, 5/6 días semanales, 11 meses anuales? ¿Dedicar toda la vida a trabajar, descansar y volver a trabajar hasta que estemos demasiado viejos como para trabajar y podamos “disfrutar” de “lo ahorrado”? ¿a eso lo llamamos “lo normal”?

El único caso donde una vida dedicada al trabajo puede tener sentido es donde exista una vocación, donde el superarte a ti mismo y descubrir algo nuevo en tu rama te reporte una auténtica e innata satisfacción personal. El problema es que muchos tienden a confundir esta satisfacción con el reconocimiento social debido a las mejoras contractuales, en este caso -una vez más- estaremos viviendo por y para trabajar.

¿Y qué hay de mi? Trabajar en la hostelería me gusta, me divierte, me siento como pez en el agua; pero no me ofrece una satisfacción mayor que la de saber que he hecho mi trabajo como considero que debe realizarse. ¿Es eso suficiente? No lo creo.

Pero, ¿qué hay de las aficiones? ¿qué diferencia una afición de una vocación? Si ambas palabras muestran deseo, anhelo, ahínco, inclinación por, empeño; ¿qué es lo que nos hace verlas tan diferentes? ¿por qué no convertir una afición en una vocación? ¿por la falta de carrera laboral?

Teniendo en cuenta que mi principal afición es viajar, y que otras secundarias son trasmitir mis vivencias de formas variadas como la fotografía y escribir; ¿por qué no llamar a esto vocación?

De vocación, viajero

¿Sabéis de qué me he dado cuenta? Que me quiero graduar en esto del viajar, quiero hacer de mi vida un viaje constante, quiero hacer una carrera de ello. Lo demás no tiene importancia, lo que importa es la exploración de nuevos horizontes, el descubrimiento de nuevas gentes, el sentirme vivo.

Vocación viajera, descubriendo nuevos horizontes cada día
Descubriendo nuevos horizontes cada día

En este 2013 que se avecina comenzaré a viajar en bicicleta, comenzaré a filmar mis expediciones y continuaré compartiendo mis experiencias con vosotros, sacaré más fotografías e intentaré escribir con mayor frecuencia.

¿Cómo ha sido el 2012 para vosotros? ¿Qué planes tenéis para el 2013?