El día que haciendo autostop nos recogió una motocicleta tailandesa

Hacía ya un par de días que llegamos a Phuket Town desde Ko Pha Ngan, tras un viaje bastante tormentoso acabamos en mitad de la ciudad a las tantas de la noche; y sin demasiadas fuerzas de recorrer la Phuket buscando por alojamiento barato.

Dejé a Ilze sentada en un banco con nuestras mochilas y me pateé medio Phuket Town buscando un lugar donde pasar las próximas noches por un módico precio. Finalmente, y tras mucho caminar, me topé con On-On Hotel; el hotel donde se rodó la película The Beach (La Playa) de Leonardo Di Caprio.

Viejo, decrépito, desgastado y mínimamente limpio, el Hotel On-On nos ofreció los mejores precios de la ciudad de Phuket; así que nos instalamos allí para pasar nuestros últimos días en Tailandia.

Reloj en un parque de Phuket
Llegamos a plantearnos en dormir en el parque junto a este reloj

Desde Phuket Town exploramos la península, generalmente haciendo uso de los songthaews locales para ir a las distintas playas, y caminando en otras ocasiones.

Pero en nuestro último día en la península de Phuket se nos hizo tarde, los últimos autobuses habían pasado ya por aquella zona y nos encontrabamos caminando de vuelta al hotel… ¡a más de 20 Kilómetros de distancia!

Ok Ilze, hoy toca hacer autostop.

No había demasiado tráfico, y en su mayoría se trataba de taxi motoristas, por lo que nuestra esperanza no era demasiado elevada. Así que seguimos caminando mientras hacíamos dedo.

A mitad de una colina un motorista se paró a preguntarnos a dónde íbamos. Él se dirigía a un pueblo a mitad de camino y se ofreció a llevarnos hasta allí.

Obviamente, como buen tailandés, no llevaba casco. Se trataba de una motocicleta pequeña y de una cilindrada mínima, y no tenía un aspecto demasiado alentador.

El cruce de miradas entre nosotros fue breve, muy breve.

Ok, vayamos. Sin casco y apiñados en la motocicleta los tres… Mejor que a pata hasta Phuket.

Tres personas con dos mochilas subidos en dicha motocicleta, nos toco empujar para arrancar en dicha colina. Pero a partir de ahí comenzaba la bajada, con curvas, nos tocó pedirle un par de veces que fuera un pelín más despacio… ya que entre nosotros y el equipaje costaba manterse bien agarrado a la moto mientras zigzagueagamos coches, motos y camiones.

Nuestro nuevo amigo motorista comenzó a preguntarnos por nuestra vida y aventuras, y tras confirmar que no quedaban autobuses saliendo a esas horas desde su pueblo a Phuket Town se ofreció a llevarnos hasta allí.

Y así es como autopisteamos una motocicleta en Tailandia y vivimos para contarlo.